Sentencia del TEDH de 6 de mayo 2025: Asunto L.F. y otros contra Italia
Autora: Dra. María Pascual Núñez, Investigadora en el Centro Internacional de Estudios de Derecho Medioambiental (CIEDA-CIEMAT)
Fuente: ECLI:CE:ECHR:2025:0506JUD005285418
Palabras clave: Derechos Humanos. Contaminación. Emisiones. Salud.
Resumen:
El pronunciamiento de autos estudia la responsabilidad del Estado italiano frente a la contaminación medioambiental generada por la explotación continuada de una fundición de metales (Fonderie Pisano) ubicada en la localidad de Salerno, en la región de Campania. Los demandantes, un grupo de 153 personas residentes en las cercanías de la planta, alegaron que la exposición prolongada a las emisiones contaminantes de la fundición había afectado gravemente su salud y calidad de vida, invocando una vulneración del artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que protege el derecho al respeto de la vida privada y familiar y del domicilio.
En cuanto al contexto urbanístico y temporal de la instalación, el Tribunal que la planta, en funcionamiento desde 1960, se encontraba en un área originalmente clasificada como industrial, pero que desde 2006 fue recalificada urbanísticamente para uso residencial, considerándose incompatible con el nuevo contexto urbano. A pesar de ello, no se procedió a su reubicación y la zona fue abierta al desarrollo residencial, lo que incrementó la exposición de la población a los riesgos medioambientales derivados de la actividad industrial.
Tras valorar diversos estudios epidemiológicos y peritajes judiciales que evidenciaron la presencia de contaminantes peligrosos (metales pesados, dioxinas, PCB, entre otros) en la población local, con niveles de mercurio en sangre hasta cinco veces superiores a la media, así como un aumento estadísticamente significativo en la incidencia de enfermedades cardiovasculares, neurológicas y cánceres en el área de influencia de la planta, el Tribunal concluye que los habitantes dentro de un radio de seis kilómetros de la fundición eran especialmente vulnerables a enfermedades asociadas a la contaminación medioambiental.
Examinada la afectación a la salud, la sentencia evalúa la actuación de las autoridades estatales frente a la contaminación, y constata la adopción de medidas administrativas y judiciales (suspensiones temporales, revisiones de autorizaciones medioambientales, exigencia de modernización de la planta, seguimientos periódicos). No obstante, estas medidas resultaron insuficientes o tardías para garantizar una protección efectiva de los derechos de los demandantes. En este sentido, el pronunciamiento destaca que, durante años, la planta operó con deficiencias en los sistemas de control y tratamiento de emisiones, superando los límites legales y sin que se informara adecuadamente a la población sobre los riesgos a los que estaba expuesta. Lo anterior, a pesar de que tuvieron lugar varios procedimientos penales en sede nacional contra los responsables de la fundición, que incluyeron cargos por abandono de residuos, vertidos ilegales de aguas industriales y emisiones atmosféricas no autorizadas, afectando a la población local. Algunos de dichos procesos concluyeron con acuerdos de conformidad y la imposición de sanciones económicas, mientras que en otros los acusados fueron absueltos por falta de pruebas concluyentes o por prescripción de los delitos. El Tribunal determina que, a pesar de que dichos procedimientos evidenciaron la existencia de contaminación y deficiencias en la gestión medioambiental de la planta, no resultaron efectivos para prevenir o remediar el daño medioambiental sufrido por los demandantes.
A tales efectos, la sentencia enfatiza la importancia de que los estados establezcan y apliquen un marco regulatorio robusto para actividades peligrosas, que contemple la concesión de licencias, la supervisión efectiva, la actualización de estándares técnicos y la participación pública en la toma de decisiones medioambientales. En este caso, considera que Italia no logró un equilibrio justo entre el interés económico y social de la actividad industrial y el derecho de los residentes a no sufrir daños medioambientales graves que afectaran su vida privada y familiar. Asimismo, critica que las autoridades no tuvieran en cuenta el daño acumulado por la exposición prolongada al momento de autorizar la continuidad de la operación de la planta, ni adaptaran los límites de emisión a la nueva realidad residencial del entorno.
Por todo lo anterior, declara la violación del artículo 8 del Convenio, señalando que el Estado italiano incumplió su obligación positiva de proteger de manera efectiva el derecho a la vida privada y familiar frente a los riesgos medioambientales, si bien confiere libertad de elección de los medios para cumplir con la sentencia, pudiendo optar por la reubicación de la planta o por la adopción de medidas coercitivas o negociadas que aseguren la compatibilidad medioambiental de la fundición con su entorno residencial.
Destacamos los siguientes extractos:
“(…) 123. As to the level of severity attained, the Court observes that the expert report of 31 December 2021 considered that the substances found in the bodies of residents in the vicinity of the plant were particularly toxic to human health (see paragraph 81 above) and that the cohort study revealed that the mortality risk associated with several diseases linked to environmental pollution was higher in an area spanning a radius of four to six kilometres from the plant than in the non-exposed population (see paragraphs 81 and 85 above).
124. On the basis of the above, the Court considers that the strong combination of indirect evidence and presumptions makes it possible to conclude that pollution exposure made the applicants living within six kilometres of the plant more vulnerable to various illnesses. Moreover, there can be no doubt that it adversely affected their quality of life. The Court therefore accepts that the interference with their private life reached a level of severity sufficient to bring them within the scope of Article 8 of the Convention”.
“(…) 159. The documents submitted by the parties show that, from 2008 to 2016, the foundry caused serious environmental pollution without any clear information being provided to the people concerned, including the applicants, of the potential risks to which they were exposed by continuing to live a few kilometres from the plant. The expert report of 31 December 2021 reported that the area surrounding the plant was under “severe environmental pressure” and that residential areas were located “very close to the emission sources”. According to the expert report, while the level of pollution was likely to have been even higher before 2008, existing data proved with certainty that pollution had occurred from 2008 to 2016 and, in particular, that emissions of particulate matter had exceeded the maximum permissible limits established by national law. The expert report also found that, since 2008, inspections of the plant had consistently shown numerous shortcomings concerning water discharges, waste management and air emissions, a substantial lack of information and monitoring mechanisms for channelled emissions, and poor oversight of raw materials. These findings are consistent with the outcome of the criminal and administrative proceedings. Criminal proceedings nos. 7997/2004 and 5449/2007 ended with plea-bargaining agreements in relation to charges that, from 2004 to 2011, the foundry had produced unlawful emissions affecting the local population. It was also found to have operated with inadequate monitoring mechanisms and in breach of the BAT. The Court observes that, under the domestic legal framework in force at the time, environmental crimes were minor offences that carried lighter penalties and were subject to shorter limitation periods (see paragraphs 99-103 above). Without undertaking an assessment in abstracto of such a framework, the Court finds that, against the background of the modest monetary penalties imposed on the directors of the plant, doubts emerge as to the effectiveness of that legal framework in preventing environmental crimes, at least until the enactment of Law no. 68 in May 2015”.
“(…) 166. The Court also notes that, while the applicants relied on the results of the SPES study in the proceedings against Decree no. 85/2020 before the administrative courts, judgment no. 9166/2022 of the Consiglio di Stato considered that these results did not specifically attribute the Irno Valley contamination levels and the related health risks for the local population to the operation of the plant and were therefore irrelevant to the case. The Court has already observed that the Irno Valley clusters were specifically targeted to assess the foundry’s impact on people living in the surrounding area and that, in the absence of any alternative explanation by the national authorities, it may be inferred that the effects of the population’s exposure to environmental pollution shown therein derived, at least to a certain extent, from the foundry’s operation (see paragraph 121 above). The Court further observes that an increased vulnerability to illness as a result of pollution exposure was a relevant factor that the national authorities should have taken into account when weighing up the consequences of the operation of the plant against the applicants’ health and quality of life. The Court is therefore not convinced that, in this regard, the Government gave adequate consideration to all the competing interests in approaching the problem of the plant’s polluting emissions”.
“(…) In this context, the Court notes that the applicants’ Article 8 complaints could be remedied not only by duly addressing the environmental hazards so that the environmental impact of the foundry becomes fully compatible with its location in a residential area, but also by relocating the plant, as originally planned in the 2006 PUC. In this regard, the Court observes that, in judgment no. 9166/2022, the Consiglio di Stato stated that this possibility was still under consideration by the national authorities (see paragraph 49 above). The Court further notes that, in order to achieve those objectives, the national authorities remain free to use any coercive powers available under domestic law or to negotiate a mutually agreed solution with the company”.
Comentario de la Autora:
El pronunciamiento que se acaba de resumir reafirma la obligación positiva de los Estados de proteger a las personas frente a los riesgos derivados de la contaminación industrial. El fallo reconoce que la exposición prolongada a contaminantes peligrosos, como los generados por la fundición en cuestión, puede vulnerar derechos fundamentales. En particular, el derecho a la vida privada y familiar resulta comprometido cuando las autoridades no adoptan medidas eficaces para prevenir, mitigar o remediar el daño ambiental. Esta decisión refuerza la idea de que la protección ambiental constituye una exigencia legal cuya base jurídica se asienta en los derechos humanos y, por tanto, los Estados no solo deben contar con un marco regulatorio robusto, sino implantar medidas de supervisión efectivas e informar a la ciudadanía sobre asuntos que afectan a su entorno y su salud.
Enlace web: Sentencia del TEDH de 6 de mayo de 2025